Elizabeth McLachlan
Elizabeth McLachlan, 39 años, esclerosis múltiple recurrente
¿Cómo le explicarías la esclerosis múltiple recurrente a un niño?
Mi enfermedad, la esclerosis múltiple, provoca cortes en el interior de mi cuerpo, pero a veces mi cuerpo no puede curar completamente esos cortes. Como he tenido EM durante muchos años, mi cerebro tiene que trabajar más duro, porque estas viejas cicatrices donde me lastimé pueden dificultar que mi cerebro hable con mi pierna, mano u otra parte del cuerpo. Pero descansar puede ayudar a que mi cerebro tenga la energía que necesita para trabajar duro.
¿Qué le gustaría que el mundo supiera sobre la esclerosis múltiple recurrente?
Me gustaría que el mundo supiera que las personas con EM tienen daño en la médula espinal y el cerebro. Es similar al daño causado por una lesión, pero debido a que las células del cuerpo atacan repetidamente desde el interior. Es difícil defendernos de un enemigo que vive en nuestro espacio sagrado, nuestros cuerpos; pero con apoyo, a veces físico y emocional, de amigos y familiares, así como de médicos y medicamentos; podemos defendernos mejor del demonio interior, MS.
¿Qué se siente vivir con esclerosis múltiple recurrente?
Como usar sistemas operativos viejos y defectuosos. Mi cuerpo es mi robot, y los cables dañados y la distribución desigual de la energía me sobrecalientan, me apago y necesito tiempo para reiniciar. Me siento abrumada constantemente por lo que también son los simples placeres de la maternidad. Puede ser especialmente difícil para mí equilibrar ser una buena madre y al mismo tiempo estar discapacitada. Pero tengo mucha suerte de tener una familia maravillosa y comprensiva que me ayuda todos los días.
¿Qué te trae alegría?
Llegando a tener hermosos momentos con mi familia. Cuando todo se alinea y veo miradas de alegría y euforia en los rostros de mis hijos por algo que mamá pudo ayudar a hacer realidad; me llena en la forma que mi alma anhela. Cosas simples también, como que mi hijo sepa que la EM me está haciendo daño, y toma su mano y frota suavemente mi columna, en el lugar donde duelen las lesiones torácicas. O la forma en que mi hija me da dos besos en la mejilla por cada uno que le doy.
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